Hermanas Franciscanas de la sagrada familia
La fraternidad religiosa de las Hermanas de la Sagrada Familia continúa en la Iglesia la vida de pobreza, castidad y obediencia trazada y seguida por Sor María Teresa Lega en el surco de la tradición franciscana. En la contemplación y adoración de Jesús Crucificado, cada hermana, llamada a esta vida por el Señor, participa en el don de la vida que Cristo hizo de sí mismo por amor a cada creatura y se siente impulsada a colaborar con la oración, con los ejemplos de una vida totalmente donada a Dios, con la formación cristiana, en la educación de la juventud, especialmente la más pobre y abandonada en sí misma, en las diferentes situaciones de pobreza, tanto material como espiritual, en la cual vive. Inspirándose en el estilo de la Sagrada Familia de Nazaret, en cada fraternidad se busca un clima de paz, pobreza, simplicidad, escondimiento, concordia y el amor mutuo. Presentes en Italia, en América Latina (Colombia) y en África (Mozambique), las hermanas de la Sagrada Familia se empeñan actualmente en servicios educativos – asistenciales: escuelas maternas, catequesis en las parroquias, adopción a distancia para el estudio y actividades de apoyo escolar para buscar alimentar, desde la infancia la conciencia y el conocimiento del valor de la dignidad de la persona hecha a imagen y semejanza de Dios.
Además se empeñan en actividades de pastoral juvenil y están presentes cerca a los adolescentes con familias en dificultad y niños rechazados desde el nacimiento. Buscan ser en la Iglesia y en el mundo personas consagradas que, como San Juan el Evangelista, pueden gritar:
“Lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos acerca de la Palabra de la vida… os lo anunciamos, para que también vosotros estéis en comunión con nosotros. Nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Os escribimos estas cosas para que nuestro gozo sea pleno” (Cf 1 Jn 1,1 ss).